Era
un día nublado se jugaba la final de la copa “inter-empresas”.
Yo era uno de los mas jóvenes jugadores y estaba de arquero,
3 a 2 a favor era el marcador gracias al increíble sacrificio
de mis compañeros defensas. El n.10 del otro equipo barre
por detrás al defensa y mi compañero es lesionado,
quedando libre el espacio que el defendía (corría
el minuto 84).
Al minuto 87 hubo un contragolpe y aunque llegó
todo mi equipo a defender, fue tarde para cuando el delantero estrella
del campeonato manda un derechazo clavado al ángulo inferior
del lado contrario del que disparo...
El disparo fue tan potente que el impacto con
su pie sonó como si hubiese roto el balón. Yo me llene
de miedo e inseguridad, no supe que hacer ante la desesperación
y la cara de desilusión de mis compañeros. Estaba
resignado a que seria gol... hasta que oí el grito del delantero
que dijo...GOLAZO¡¡ cuando el balón recién
tomado dirección fija. En ese instante paso por mi mente
lo que significaba dejar que entrase así de simple y me llene
de valor y me puse la meta de atajarlo... corrí a la intersección
del esférico y me lance... sentí que el tiempo se
detuvo, estaba la pelota, el arco y yo. Mi única misión
era impedir que entrara... pero poco a poco sentía que el
balón se alejaba de mis manos y se frustraba mi meta... el
sueño de todo mi equipo... con ese empate el otro equipo
quedaría con diferencia de 2 sobre nosotros. Me apoye con
mi otro brazo en el suelo dándome apoyo y mas alcance con
el cual logre desviar el balón de la portería y saliendo
afuera de la cancha.
3
minutos después acaba el partido y hay una lluvia de festejos
entre todos y muchos para mí y mi gran atajada... el campeonato
fue nuestro.
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