El
pueblo no renuncia nunca a sus libertades
sino bajo el engaño de una ilusión.
Edmund Burke.
Preguntarnos sobre el fundamento
que debe inspirar –o mejor- que de hecho inspira el sistema
de responsabilidad civil extracontractual puede parecer tarea sin
sustento; pero en verdad, tiene profunda trascendencia ya que la
tendencia por la que se opte en esta materia, nos dará un
indicador claro del tipo de sociedad ante la que nos encontramos
y las prioridades de la misma.
En efecto, nos encontramos lejos de
aquellas épocas en las que las ideologías puras tenían
el monopolio de las ideas y de las respuestas a los problemas. La
sociedad nos exige asumir las soluciones más convenientes
conforme al problema presentado, y es que el Derecho es –o
debe ser- una herramienta que solucione problemas eficientemente.
En este sentido, Guido Calabresi expone
en un artículo suyo las razones por las que considera que
la Responsabilidad Civil es la ley de la sociedad mixta. Una sociedad
que se define como mixta, por no tomar partido ni por aquellas posturas
colectivistas puras ni por posturas absolutamente contractualitas.
Es una sociedad, y una Responsabilidad Civil, que mezclan decisiones
individuales y decisiones colectivas conforme al supuesto que se
le plantee.
Como se expuso anteriormente, la Responsabilidad
Civil se aleja –conforme lo expone el autor comentado- de
las posturas absolutas sobre la materia. Bajo dicha óptica,
ello encontraría coherencia con la búsqueda de reducción
de costos de transacción, en tanto a) sería demasiado
costoso contratar con todos la solución a los potenciales
problemas que deriven responsabilidad y b) sería demasiado
costoso decidir por todos, imponiendo controles a priori de las
conductas supuestamente no deseadas.
De esta manera, asumir una postura colectivista
pura o contractualista pura elevaría los costos a niveles
prohibitivos reduciendo la eficiencia del sistema y perdiendo su
validez –creemos- como herramienta útil de solución
de problemas.
Hasta aquí, los comentarios de
Calabresi nos parecen pertinentes y adecuados. Sin embargo, el autor
expresa que si bien es cierto, la marcha hacia esa Responsabilidad
Civil mixta continuará, existe mayor factibilidad en la postura
colectivista que en la postura contractualista.
Al respecto, debemos decir que consideramos
muy difícil que el Estado pueda abocarse enteramente al pago
de indemnizaciones y a la regulación ex ante de las conductas
no deseadas comúnmente. El individuo es maximizador racional
de beneficios y además, un evitador de riesgos nato. La distribución
del riesgo debe partir de la premisa de quien está en mejor
aptitud para afrontar dicho riesgo en tanto las consecuencias de
la decisión asumida generen el mínimo de costos al
colectivo. Es claro, que no estamos abogando por una suerte de privatización
del Sistema de Responsabilidad Civil, pero si consideramos que la
libertad individual debe ser el eje que permita delimitar conductas
y reparar daños.
Nos explicamos. El individuo es libre
para conducir ebrio, pero pagará una indemnización
por el daño que cause. Por otro lado, si el peatón
está ebrio también y cruza la calle en dicho estado,
será responsable, pero es sin duda libre para embriagarse.
En tal sentido, no encontramos lógica en la idea de multar
a aquellas personas que conduzcan con cierto grado de alcohol en
la sangre. No se reprime el hábito de la bebida, se indemnizan
los daños cuando estos se produzcan y en tal sentido, se
debe preferir un Sistema de Responsabilidad Civil que se rija por
una presunción a favor de la libertad individual, que a fin
de cuentas hace responsable a cada quien de los daños que
cause.
Finalmente, el autor acepta que aquellas
posturas que abogan por un Estado Asignador están en franco
retroceso y considera que una responsabilidad matizada seguirá
abriéndose camino. Compartimos la idea de que la Responsabilidad
Civil existirá y que no solo colocará responsabilidad
en quien pueda asumir los daños a más bajos costos;
dicho sistema se abrirá camino hacia una Responsabilidad
Preventiva que permitirá potenciar los mecanismos de reducción
de costos anticipadamente (seguros obligatorios). Estos seguros
serán de responsabilidad de cada uno (potenciales victimas),
cubriendo los potenciales daños que pudieran sufrir y vendrán
impuestos por la necesidad individual de autoprotección.
La ilusión del Estado que sabe
más que los individuos ha entrado en etapa de rigor mortis
(se podría decir que Estados bajo esta óptica han
sufrido una suerte de Deseconomia de Escala generalizada que finalmente
los ha llevado a la ruina), y ha dado paso a la idea de que el individuo
sabe más sobre los riesgos que está dispuesto a aceptar
o no.
Por otro lado, si
creemos –con el autor- que el Sistema de Responsabilidad seguirá
en la senda de la mixtura expuesta, lo cual redundará en
la colectividad pero no porque sean fines colectivos los causantes
de dicho sistema. Y creemos que está bien que redunde en
fines colectivos, pues si no fuera así, si la regla fuera
“cada uno con la suya”, los incentivos para ser efectivamente
responsables frente al otro se perdería en tanto careceríamos,
a su vez, de incentivos para ser responsables ante nosotros mismos.
Nuestra falta de información no nos permite realizar una
evaluación del riesgo fidedigna que permita predecir cuando
sufriremos un daño y cuando lo causaremos. En tanto eso sea
así – que seguramente será por un buen tiempo
más- ambos absolutos deben informarse para diseñar
soluciones eficientes ante las coyunturas de la vida, para que los
daños se paguen y las libertades se preserven.
|